viernes, junio 19, 2015

BAQUET Y LAS SEMILLAS ESTRELLA

Publíco aquí el cuento "Baquet y las semillas estrella", escrito por mi hijo Alberto y ganador del IVconcurso de relato corto del A.M.P.A. del C.P. El Tossal 2015

2015, la nave 188 viajaba por la galaxia “Sistema Frondoso”  y cuando abrieron la escotilla de la basura, un robot ingeniero y un robot médico cayeron al vacío y fueron a parar al planeta Naquén.
        El planeta Naquén estaba lleno de dodos y ovejas que se alimentaban de zanahorias grandes como calabazas. También había una planta gigante que tenía en su copa una materia sospechosa.
        Los robots se estaban quedando sin energía y el robot ingeniero utilizó el material de basura espacial que cayó con ellos para hacer unos paneles solares y así vivir eternamente en Naquén.
        Pero en  Naquén sólo había animales y los robots se sentían solos. Por eso comenzaron a construir más robots. En poco tiempo habían hecho una colonia mayor que los alienígenas de su planeta de origen.
        Hubo un superterremoto, provocado por la presión del planeta, y grandes zonas de la corteza de Naquén cogieron mucha energía y empezaron a flotar. En estas islas flotantes seguían viviendo ovejas, dodos y zanahorias; y aparecieron rábanos gigantes  y enormes diamantes.
Tras el terremoto, los robots descubrieron que la planta gigante estiraba sus ramas hacia las islas flotantes llenas de energía. La planta absorbía  la energía de las islas como una pajita y cada vez aparecían más Semillas Estrella en su copa.
        Los robots cada vez necesitaban más energía y aprendieron a conseguirla de las Semillas Estrella.
        2108, la planta gigante llega más allá de las islas, los robots han construido un teletransportador en la capa de ozono para acumular las Semillas Estrella. Las semillas son teletransportadas a un camión que las lleva al Ayuntamiento Blanco donde despedazan las semillas para sacar su  energía y repartirla por todo el planeta en una onda sonora.
        Poco a poco la planta gigante se estaba pudriendo y los alcaldes, los primeros robots en pisar el planeta, decidieron mandar a su mejor robot, Baquet, a buscar más Semillas Estrella.
        Baquet pidió a los alcaldes un teletransportador, para mandar las semillas que encontrara, y poder arreglar la nave que se había estrellado en el 2017.
        Baquet era un robot rojo, con su nombre escrito en el pecho, tiene sólo la fila inferior de dientes y tanto sus dientes como sus ojos brillaban como linternas.
        Explorando el espacio, Baquet, encontró la vía láctea y, en ella, Saturno. Baquet que pensó que los anillos de Saturno eran como muchas islas flotantes y que tendrían mucha energía.
        Baquet atravesó con su nave roja los anillos de Saturno pero no podía llegar hasta el planeta. Tuvo que saltar desde 2000 metros hasta el suelo y allí encontró otra planta gigante que también se estiraba hacía las islas flotantes. La planta se desorientaba y fallaba los tiros de sus raíces. Decidió  guiarlas, se subió a las ramas y las guió hacia las islas, las ramas se movían e intentaban tirarle como si fueran un toro mecánico.
        Consiguió llevar las ramas hasta una isla muy grande, y mientras la planta repostaba en esa isla gigante flotante, Baquet descubrió una nueva especie de animal, con dos cuernos, mucha mala uva y un poco tonto porque no paraba de chocarse contra los cactus. Lo llamó “toro” y era bastante agresivo y atacó a Baquet, pero consiguió escapar.
        También encontró un diamante que medía un metro de diámetro, mientras que los de su planeta medían medio metro.  Una caja misteriosa que ponía “para Baquet” le cayó encima de la cabeza y dentro había un jetpack.
        Vio que la planta había terminado de repostar y el tallo estaba muy alto y él estaba cansado de tanto huir del toro.  Dio un brinco con el jetpack a su espalda y subió hasta la rama más alta sin hacer ningún esfuerzo.
Ayudado del jetpack conectó más ramas a islas más altas, más rápidamente. La planta tenía que llegar a los 2000 metros para florecer, que se abriesen sus pétalos y que saliesen sus Semillas Estrella.
Cuando la planta llegó a los 1999 metros un tallo empujó a Baquet entre los asteroides de los anillos de Saturno. Flotaba en el espacio sin gravedad. Consiguió frenar en un asteroide y descubrió una cosa muy extraña, un robot oxidado que necesitaba urgentemente ayudas médicas y mecánicas. No paraba de decir con voz ronca y débil: “¡El aceite está en la ensalada! ¡El aceite está en la ensalada!” y Baquet no entendía que decía y le preguntó: “¿Necesitas aceite de ensalada?” y el robot oxidado moviendo la cabeza afirmativamente continuaba diciendo: “¡El aceite está en la ensalada!”. Decidió llevar al robot a su nave para hacerle un repaso médico y vio que estaba viviendo desde el año 1950.
La planta ya había florecido y Baquet conectó el teletransportador y llamó al planeta Naquén para avisar que iba a enviar por teletransportación muchas Semillas Estrella.
        Baquet y su nuevo amigo viajaron hacia Naquén, allí les esperaban los dos alcaldes y toda la población de robots que aplaudían a su héroe.
- ¡No hay tiempo que perder! ¡Este robot necesita aceite de ensalada urgentemente!
El alcalde médico le hizo un chequeo y vio que necesitaba aceite de ensalada.
- ¿Es verdad? ¿Por qué? ¡Es un modelo muy antiguo de robot!
- ¡Parece que es un cocinero robot! – Dijo el robot ingeniero.
        El viejo robot se recuperó y se convirtió en el mejor cocinero del planeta.
        Las nuevas Semillas eran mucho más energéticas y consiguieron que crecieran nuevas plantas. Naquén nunca más iba a tener problemas de energía.
        Hicieron una gran fiesta con ensalada de tuercas y dulce de zanahoria. Fue un homenaje al héroe más grande del mundo.
        Cuando Baquet llegó a su casa vio a su mascota, un cordero, saltando de alegría porque había llegado a casa.
Baquet por fin pudo descansar y dijo: ¡Uf, menuda aventura!




lunes, junio 08, 2015

EL NIÑO DE LA MALETA.



Adou llegó hace un mes dentro de una maleta a la frontera de Ceuta. Su padre había intentado infructuosamente traerlo de manera legal a Fuerteventura que es donde vive la familia (el padre, la madre y una hermana mayor) pero la burocracia española se lo había impedido, al parecer por que los ingresos familiares no llegaban al mínimo exigido por unos 70 euros (ya ves tu) Así que decidió gastar lo que tenía y lo que no en pagar a unos delincuentes para que lo trajeran con una documentación falsa. Pero al parecer estos delincuentes eran tan penosos que no sabían ni falsificar un recibo de la luz y tuvieron la peregrina y criminal idea de meterlo en una maleta con ruedas y dársela a una muchacha que por unos euros intentó pasarla por la aduana ignorando su contenido, aunque sospechando que no era algo limpio (Pero ya se sabe, el hambre aprieta y en la frontera del Tarajal aprieta con especial inquina) La impresión del guardia de aduanas debió ser de las que hacen época. Acostumbrado a contrabandos varios, trapicheos, drogas, móviles robados, productos falsificados y demás cosas que deben ser allí el pan de cada día, la nítida imagen de un niño acurrucado en el pequeño habitáculo de lona tuvo que dejarlo como decía un amigo mío “sin gota de sangre en el bolsillo”. Desde ese instante todo se disparató y llegó a adquirir por momentos tintes de drama nacional. Salió mil y una veces en televisiones, radios, diarios, semanales, páginas web, blogs y hojas parroquiales a lo largo y ancho de la geografía nacional y parte de la extranjera. El padre ingresó en prisión, el niño fue llevado a un centro tutelado, la madre fue interrogada… y Tirios y Troyanos debatieron, opinaron y pontificaron hasta la nausea sobre un hecho, todo hay que decirlo, sobre el que no habían antecedentes y que pilló a todos con el pié cambiado.
 Hoy, un mes más tarde, cuando la vorágine informativa e cada día había enterrado la noticia en algún cajón, el pequeño Adou ha salido del centro de acogida aferrando con una mano a su madre y con la otra una pequeña maleta (casi tan pequeña como la que lo trajo a el a nuestro país) en la que tan solo van su ropa y algunos juguetes que le han regalado. Viajará con su madre y su padre que será pronto puesto en libertad provisional a Fuerteventura donde tratará de hacer lo que hacen los niños a los que la vida les da una oportunidad. Divertirse, estudiar y tratar de olvidar una rocambolesca historia en la que fue involuntario protagonista.

 Espero sirvan estas líneas para recordarnos a todos los que vivimos en un país medianamente prospero, las miles de historias de los miles de Adous que existen en todo el mundo y que por desgracia no tendrán tanta suerte y jamás podrán salir de sus maletas.